Ya hace casi diez años desde que escribí mi artículo sobre las Tiritas de Coro a La Vela y Viceversa. Es tiempo de hacerle una actualización.
Una de las cosas que siempre me quedó pendiente, y lo cual me ha sido reclamado en múltiple oportunidades, es no haberle creado una versión en Inglés a ese artículo.
Por ejemplo, la página ZNÁMKOVÉ ZEMĚ («Estampillas de Paises» en Checo) parafraseó muchas partes del artículo original y reutilizó las imagenes del mismo. Hubiese sido más fácil si el original hubiese estado disponible en otro idioma.
De manera similar, varios coleccionistas de las antillas holandesas han expresado interés por el artículo anterior, pero se ven limitados en su uso, debido al idioma en que fue escrito.
Esta vez espero no cometer el mismo error ya que definitivamente hay interés por estas piezas más allá de nuestras tierras.
Comencemos pues, con la nueva entrega sobre estas intrigantes piezas.
Justificación
Comenzaré el artículo diciendo que, luego de diez años, no he cambiado de opinión. Aún sigo considerando que existen dos grupos de piezas clara y fácilmente diferenciables, en las cuales uno de los grupos muestra piezas que han sido reportadas desde los 1880s y que se consiguen actualmente circuladas genuinamente… y otro grupo de etiquetas, con diferente papel, tintas diferentes, fuentes diferentes… y que aún no se ha visto ningún sobre circulado con éllas.
Eso sin mencionar que dichas piezas sólo comenzaron a mostrarse en el mercado venezolano ya entrado el siglo XX.
Ahora… ¿por qué hacer un segundo artículo, si no hay un cambio de opinión?
Muy buena pregunta, amigo lector. Basicamente por dos razones.
La primera es porque en esta última década he podido localizar algunos nuevos datos que no sólo soportan mi tésis, sino que enriquecen el estudio y, por tanto, vale la pena exponerlos.
El segundo es porque lamentablemente aún se siguen comerciando piezas falsas, inclusive con certificados, por montos increibles. Valga decir, que algunos de esos certificados se emiten con buena intensión y expresando genuinamente la opinión del experto firmante… Lo que faltaría en estos casos sería, por tanto, mayor divulgación de mi estudio.
Como amante de la filatelia en general, de la de Venezuela en particular, y debido a mi obstinada pasión tanto por identificar toda pieza no genuina como por hacer de público conocimiento como identificarlas, pues considero mi deber llamar nuevamente la atención al respecto.
Debido a lo complejo de este tema, y para no escribir un artículo tan largo, decidí dividirlo en varias entregas. Aquí la primera.
Antecedentes Siglo XIX
La referencia más antigua que he podido encontrar sobre estas piezas, la podemos ubicar en la revista número 80 de L’Ami des Timbres, fechada Agosto 1880. No dicen nada particularmente interesante, pero muestran una imagen de la pieza, en la que se aprecia la palabra CORRCO en lugar de CORREO. El editor pensó originalmente que pertenecía a Colombia y una persona de ese país le informó que tanto los nombres de Coro como La Vela eran desconocidos en su país y que los mismos pertenecían a Chile.

En la revista siguiente, la número 81 de Septiembre de 1880 un lector arroja luces sobre la pieza la cual ubica, correctamente, en Venezuela:

Y en la número 83, de noviembre de 1880, incluyen la pieza en el catálogo mundial que la revista venía imprimiendo:


Por último, en la revista número 115 de Julio de 1883, señalan un nuevo tipo de estas piezas: La «VALE 1 REAL»:

Al parecer, L’Ami des Timbres se dejó de imprimir a finales de 1883. A finales del siglo y comienzos del siguiente, parece que intentó revivir, sin mucho éxito, sus años de gloria. No se encontraron nuevas referencias en esta revista.
Casi en pararelo, otra revista muy famosa comenzó a publicar información sobre estas piezas. La primera mención la encontramos en la revista número 213 de Le Timbre Poste, de Septiembre de 1880, editada en Bruselas, Belgica, por Jean-Baptiste Moens.

Al igual que L’Ami des Timbres, en esta primera y muy temprana reseña (de sólo unos años después de haberse usado), se plantean más preguntas que respuestas sobre qué son y cómo fueron usadas.
Mención especial merece que la palabra CORREO está escrita como «CORRCO». Esto demuestra otra coincidencia con la revista anterior.
También reprodujeron una imagen de las piezas, en muy buena resolución. ¡Qué suerte tenemos!
Más adelante, en la número 219 de la misma revista encontramos otra pequeña reseña:

En ésta, la revista informa que según su corresponsal en Caracas, los sellos descritos en el número anterior, de Bejuma y Coro a la Vela, son «bien autenticos». También dicen que son de creación privada y que ya no se usan más.
En la número 246 de Junio de 1883, continúan las menciones de estas piezas:

Esta última es tremendamente interesante ya que por un lado mencionan que un corresponsal les remitió una pieza similar a la descrita en la revista número 213, pero sin marco y con valor: 1 REAL. Y muestran su foto.
Y por otro lado mencionan, traducción de la cita textual «Finalmente, CORREO no está escrito como CORRCO«. ¡Esta información es valiosísima!
Eso implica que la mayor revista filatélica del planeta para la década de los 80 del siglo XIX, no había visto nunca una pieza como la que describieron en las revistas 213 y 246 SIN la palabra CORRCO. La conclusión es que esa falla en la fuente estuvo presente en toda la primera tirada.
En la revista 252 encontramos aún más información interesante.

En este número vemos que un corresponsal de nombre Juan Obediente envía un listado con las fechas (años) de emisión de cada tipo y menciona algunas cosas importantes.
Pero antes, es necesario mencionar que la imagen que utilizaron para el tipo con valor «1 REAL» fue creado con las propias fuentes de la revista, en lugar de una reproducción de la estampilla, como si lo hicieron para la revista número 246.
Volviendo a Juan Obediente, éste nos dice que la pieza inicial fue emitida en 1867 en negro sobre papel blanco. La segunda, igual a la primera, salvo que fue impresa sobre papel amarillo, fue impresa en 1868. Añade que para 1870, se agregó el valor «1 REAL» y se quitó el marco.
Dijo que también hubo algunos casos donde el valor fue sustituido por la palabra «GRATIS». Sobre esta pieza explica:
La finalidad de estos sellos era cubrir el costo del franqueo de las cartas de esta plaza (CORO) a La Vela, porque hay una oficina de correos comercial especial y los que no se suscribían a ella, pagaban 1 REAL por cada carta representada por el sello; en cuanto a los suscriptores, no pagaban nada por lo que su correspondencia se le colocaba el sello «GRATIS».
Juan Obediente (I), traducción libre de su carta a Le Timbre Poste, #252, Diciembre de 1883.
Y ahí no termina la fuente de información valiosa que nos dejó Juan Obediente. Termina su carta así:
Los sellos fueron emitidos por los Administradores de la Oficina del Correo del Comercio.
Juan Obediente (y II)
Es decir, ahora podemos afirmar con certeza lo que antes quizás sospechábamos: Estas estampillas fueron autorizadas por los mismos que autorizaron más tarde la serie llamada De Las Palomitas.
De la 252 nos vamos a la 274, de Octubre de 1885 encontramos ésto:

Aquí nos enteramos que (sic) ««en los papeles de un administrador fallecido…» se descubrieron algunos sellos que habrían sido utilizados en 1869.«
Y muestran el tipo con marco de paréntesis en negro sobre papel rosa.
También mencionan que hubo otro tipo igual al que ya habían mostrado anteriormente (#213) pero, dicen, más grande y con «dos dibujos (?) más en ancho y uno más en alto«. Dice además que «Estos sellos no tienen la falla de CORRCO y están impresos en negro sobre papel brillante«. Luego termina listando los tipos así:
1° Tipo | Negro sobre Rosa |
2° Tipo | Negro sobre Rosa |
Me es claro que esta vez la revista no supo interpretar bien la información que recibió. También me es claro que esta vez no tenían el nuevo tipo frente a sí ya que definitivamente no entendieron cuando la descripción mencionaba que tenía «dos dibujos en el ancho y uno en el alto«. Esto es notorio por la inclusión de un signo de interrogación en el medio de la frase.
En todo caso, nosotros sabemos por las piezas que han llegado a nosotros que esta vez el corresponsal se estaba refiriendo a la pieza de la derecha, en la siguiente pareja:
Cuando contamos la cantidad de «montañas» vemos que la pieza rosada tiene dos más en la horizontal y una más en la vertical. y CORREO está bien escrito.
Vale decir también, que la pieza con marco de paréntesis mostrada en la reseña anterior, muestra una marca distintiva en la Y. La misma está «comida» en su parte derecha.
Volviendo a las reseñas, finalmente en la revista 320, de Agosto de 1889 encontramos la última mención de estas piezas en esta revista.

Una traducción libre de la reseña anterior sería:
CORO A LA VELA. Entre 1863 o 1864 se estableció una oficina de correos privada entre Coro y La Vela para enviar correspondencia entre las ciudades y Curazao, Puerto Cabello y La Guayra. La autorización se dió bajo el gobierno del antiguo Estado Soberano de Falcon.
Después de renunciar a los primeros sellos, se decidió emitir nuevos el 1 de enero de 1889.
Estos sellos no se entregan al público. Las personas que envian sus cartas a través de esta oficina de correos deben presentarlas en la oficina donde el empleado utiliza los sellos y los aplica a la correspondencia.
Los comerciantes de Coro que apoyan a la oficina de correos y que pagan una cuota mensual pueden enviar su correspondencia gratuitamente; los comerciantes que no apoyan a la oficina de correos pagan el doble del franqueo para los particulares.
Esta información, que nos dio Mr. Curiel Coutino, es bastante extraordinaria. Hay tres clases: el abonado no paga nada; el particular paga un solo franqueo y el comerciante paga doble franqueo.
Los sellos son todos del mismo tipo. En un rectángulo, en el centro, una paloma mensajera; cuatro estrellas arriba, siete abajo; en el marco, a la izquierda: Correo del i Entre; arriba: Coro y; a la derecha: La Vela — Comercio; debajo del valor.
Impreso en negro sobre papel de color, perforado con líneas de color.
Porte Libre, gamuza
1/2 Real, azul
1 Real, rosa
2 Real, verde
3 Real, lila
Hay que acotar que esta reseña esta escrita en presente continuo pues las piezas aún se estaban utilizando cuando fue escrita. La reseña debe haber sido escrita en Julio de 1889 y las piezas entraron en circulación en enero de ese año.
Entonces, con esta valiosa reseña aprendemos que estas piezas fueron utilizadas a partir del 1° de Enero de 1889 y que existieron tres tarifas:
- Gratis, para los abonados (por eso la pieza PORTE LIBRE)
- Tarifa Normal para particulares
- Tarifa Doble para Comerciantes no abonados.
Esta información fue entregada a Le Timbre Poste por Don Nicolás Curiel Coutinho, coriano nacido el 14 de Enero de 1873, por lo que a la fecha era un mozuelo adolescente de 16 años, quien años mas tarde trabajaría en el desarrollo del Estado Falcón desde el Registro Principal de la ciudad, bajo el mando del General Pedro Linares.
Hasta aquí llegan los datos aportados por la revista Le Timbre Poste. ¡Excelente aporte a nuestro acervo filatélico!
Hasta aquí llegan las referencias bibliográficas que he podidos encontrar para el Siglo XIX.
Primeras Conclusiones…
En estas revistas pudimos encontrar algunas imágenes muy interesantes y de muy buena calidad para la época. Estas imágenes nos permiten comparar dichas piezas con las que han llegado a nuestros días.
Podemos ver, también, que todas las series a excepción de la última -Las Palomitas- utilizaron la misma fuente de letra, cambiando el marco y el color del papel.
Otro dato interesantísimo que descubrimos es que todas estas pieszas, de la primera a la última, fueron impresas por orden del Correo del Comercio, el cual funcionaba mediante una subscripción y por tanto tenía tres tarifas distintas: Gratuito, Normal o Doble, según el remitente estuviese abonado al servicio, o fuese particular, o fuese un comercio, respectivamente.
Ahora también sabemos el orden en que el mundo filatélico supo de estas piezas. Ésto, en condiciones normales, nos debería dar un indicio del orden en que las series fueron impresas, pero tengo confesar que que en este caso, una conclusión así de apurada me causa incomodidad. El hecho de que estas piezas hayan comenzado a emitirse desde 1867, todas por la misma autoridad, y todas bajo las mismas tarifas, me hace preguntarme muchas cosas dada otras características de las piezas que conocemos hoy día.
Por ejemplo:
- ¿Por qué habría un cambio hacia atrás de en la ortografía de las leyendas? ¿Por qué ir de «y viceversa» a «i viceversa»?
- ¿Por qué ir de un trabajado diseño iniciual en el marco, a uno nulo y por tanto carente de cualquier adorno?
Se necesitaría evaluar suficientes cartas circuladas para poder determinar un orden real. Veamos si en las próximas entregas podemos arrojar conclusiones más precisas.
Hasta el próximo artículo de esta serie, donde comentaré sobre las referencias bibliográficas, o antecedentes, publicadas en el Siglo XX.
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