Hay un dicho en Español que reza:
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Proverbio Popular
Ya hace casi diez años que tuve el privilegio de co-escribir un artículo para ASOFILCA con mi buen amigo Bruce MacDougall donde demostramos que la serie de estampillas a la que pertenece la que encabeza este artículo no es ni un ensayo, ni una prueba de la primera estampilla, ni un falso.
Y aún así, algunos se empeñan en insistir en la absolutamente fantasiosa e insustentada fábula de que estas piezas son un ensayo no adoptado de la primera emisión de Venezuela. Incluso casas como David Feldman, quien está subastando el bloque mostrado arriba, hace eco de la absurda teoría.
Ya cansa… pero esa es la misión de quienes realmente nos preocupamos por nuestra filatelia. Y por eso otro dicho que encaja muy bien con esta situación es:

Todo lo que se necesita decir ya se ha dicho, pero como nadie estaba escuchando, se debe repetir todo de nuevo.
— André Paul Guillaume Gide
Por ejemplo, no ha bastado con mostrar la similitud de esta serie con aquellas impresas en 1867, como se muestra a continuación.
Me imagino que eso se pudiese considerar como algo circunstancial. Ok… lo acepto. Es por eso que en esta oportunidad voy a plantearlo de una forma diferente. Vamos a reducirlo al absurdo.
Empecemos.
Para 1858, es decir, poco antes de la emisión de la primera serie de correos emitida en Venezuela, la tarifa postal mínima era de Medio Real o Cinco Centavos Fuertes.
Eso quiere decir que lo menos que una persona tendría que pagar por la cosa más pequeña que enviase a través del correo, eran Cinco Centavos Fuertes. Nunca menos. Por eso tiene mucho sentido que la estampilla de menor valor en la primera serie de correos sea, precisamente, Medio Real.
Imprimir estampillas en esa época, costaba dinero. Y las arcas del país no estaban en sus mejores momentos. Por lo tanto, yo estimo que en cada projecto que ejecutaban, la economía siempre era un factor clave.
Y particularmente con los projectos relacionados con la cosa postal, en Venezuela y el mundo entero, la eficacia y eficiencia en la comunicación y el uso del correo, siempre eran los objetivos fundamentales.
Entonces, la gran pregunta… Por qué el gobierno emitiría o intentaría emitir una serie con valores tan increiblemente bajos como MEDIO CENTAVO o UN CENTAVO?
Para enviar una carta de menos de 20gr con esas estampillas, ¡se necesitarían de cinco a diez estampillas para hacer el envío más económico!
No. Tiene. Sentido. Punto.
Es. Absurdo. Punto.
Emitir una estampilla de Medio Centavo, Un Centavo o incluso de Un Cuarto de Centavo, sólo tuvo sentido económico en Venezuela a partir del 13 de Junio de 1861 cuando el gobierno decretó la aprobación del Convenio Postal celebrado con Gran Bretaña el 1° de Mayo dl mismo año. Fue en este convenio, y no antes, cuando se crearon tarifas especiales para los periódicos e impresos, las cuales contemplaban tarifas de Medio y Un Centavo. El de Cuarto Centavo se contempló sólo para la tarifa de seis centavos y un cuarto que se debía pagar para toda carta que no excediese la media onza británica y fuese dirigida a Reino Unido.
Por otro lado, hace unos cuatro años atrás, me topé con una reseña interesante en la revista Philatelic Record #40, de Mayo de 1882.
Una traducción libre sería:
VENEZUELA. – Tiempo atrás recibimos de un corresponsal en Caracas (el cual no es coleccionista), junto con un lote de estampillas de Venezuela, algunas hojas de unas estampillas bastante desconocidas para nosotros, ni como ensayo ni como una viñeta oficial. Nuestro corresponsal las envió sin ninguna reseña, y al pedirle más información sobre éllas, respondió: “Las estampillas a las que se refiere no fueron compradas; las escontré en la oficina” (refiriéndose a la oficina postal). “Fueron emitidas en 1868, pero, hasta donde soy capaz de asegurar, sólo usadas por un corto tiempo.” Las estampillas en cuestión tienen el escudo de Venezuela, con ramas, cornucopias, y el motto, como los ejemplares de 1861, en el centro, sobre un fondo de color sólido. En una etiqueta curva arriba del escudo está “VENEZUELA,” y en una etiqueta recta abajo de éste está “MEDIO REAL,” todo en gruesas letras blancas. Tiene un bonito borde a los lados y abajo de la estampilla, el espacio correspondiente al borde superior lleva inscrito “CORREO DE” en pequeñas letras gruesas blancas.
Ensayo para adhesivo: 1/2 real, naranja-vermillón; litografiada en papel liso blanco; imperforada
Esta descripción sólo cuadra con las estampillas de Los Godos. Entiendo que esto también puede ser interpretado como otra envidencia circunstancial, pero entonces ya tendríamos una evidencia muy sólida y dos circunstanciales.
¿Qué más se necesita para comenzar a darle a estas piezas su justo nombre?
En fin… como nadie está escuchando, me imagino que mañana tendré que repetirlo todo nuevo.
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